La tecnología ha influido durante mucho tiempo en la génesis del lenguaje y la cultura, que se remonta a las primeras formas de escritura.
El propio medio -las paredes de las cavernas, las tablillas de piedra o el papel- determinaba cómo se utilizaba y percibía el lenguaje.
Hoy en día, la IA y los términos relacionados con ella están entrando en el léxico, lo que subraya su creciente impacto cultural. La IA generativa como ChatGPT, que antes era el murmullo de unos pocos entusiastas de la IA, se ha convertido rápidamente en un nombre familiar al que acceden miles de millones de usuarios mensuales.
Como reflejo del impacto de la IA en la cultura popular, el Diccionario de Cambridge ha nombrado recientemente a "alucinar" como palabra del año, añadiendo una nueva definición centrada en la IA; "Cuando una inteligencia artificial (= un sistema informático que tiene algunas de las cualidades que tiene el cerebro humano, como la capacidad de producir lenguaje de forma que parezca humano) alucina, produce información falsa".
Merriam-Webster hizo lo mismoLa Comisión Europea ha elegido "auténtico" como palabra del año, describiendo cómo cada vez es más difícil determinar si una información o un contenido es real o no, en parte debido a la influencia de las falsificaciones profundas de la IA.
La tecnología de la IA también es paralela a tecnologías influyentes del pasado y a su impacto cultural y lingüístico. Por ejemplo, la llegada de la imprenta en el siglo XV revolucionó el lenguaje al introducir nuevos conceptos como la tipografía, la puntuación y la ortografía estandarizada.
A medida que la tecnología evolucionaba, también lo hacía el lenguaje, adaptándose a las limitaciones y posibilidades de cada nuevo medio. En el siglo XXI, Internet y la comunicación digital han creado numerosos neologismos y mezclas de palabras, como el uso generalizado de prefijos como "cyber-" y "e", como en eCommerce y email.
Explorar el impacto de la IA en la lingüística presenta una visión superficial de cómo influye la tecnología en el lenguaje.
Pero si profundizamos, nos damos cuenta de que este cambio lingüístico es sólo la punta del iceberg.
Plantea un comentario más amplio sobre cómo la IA influye ahora en el lenguaje y la cultura, y podría convertirse en la fuerza motriz de la génesis cultural y la creación de conocimiento en el futuro.
IA y génesis cultural y del conocimiento
En un ensayo publicado por El EconomistaLos autores comparan la interiorización del conocimiento y la cultura por parte de AI con los laberínticos pasillos del autor y bibliotecario argentino La biblioteca de Babel", de Jorge Luis Borges. una extensión infinita de salas hexagonales que albergan la inmensidad del potencial y la locura humanos.
Cada sala, repleta de libros con todas las disposiciones imaginables de letras y símbolos, representa las ilimitadas permutaciones del conocimiento y el sinsentido. Esta biblioteca, metáfora del universo, es una alegoría tanto de la búsqueda de sentido como de la abrumadora abundancia de información.
En el mundo de la inteligencia artificial, sobre todo en las extensas redes de inteligencia artificial generativa, se produce un fenómeno paralelo.
Los modelos de IA generativa de frontera, como la gran biblioteca, son depósitos del pensamiento y la cultura humanos, entrenados en vastos conjuntos de datos que abarcan algo así como la amplitud del conocimiento y la creatividad humanos. Al igual que los libros de la biblioteca de Borges, los resultados de estos sistemas de IA van desde profundos conocimientos a desconcertantes galimatías, desde narraciones coherentes a incoherentes divagaciones.
La Biblioteca de Babel cautivó la imaginación del autor y programador de Brooklyn Jonathan Basile, que lanzó un sitio web con el mismo nombre en 2015. Esta encarnación digital de la biblioteca de Borges genera todas las permutaciones posibles de 29 caracteres (las 26 letras inglesas, el espacio, la coma y el punto), produciendo "libros" organizados en una biblioteca digital de salas hexagonales.
Cada libro y cada página tienen una coordenada única, lo que permite a los usuarios encontrar siempre la misma página. Utiliza un algoritmo que simula la experiencia de una biblioteca infinita. El sitio web llamó la atención por explorar la intersección entre los medios digitales y la literatura y la cuestión del conocimiento, el significado y la experiencia humana en la era digital.
Los críticos han señalado que el sitio web, al igual que el relato original de Borges, cuestiona nuestras nociones de significado y la búsqueda humana de la comprensión en un universo de información infinita.
El especialista en literatura Zac Zimmer escribió en ¿Tienen cuerpo los bibliotecarios de Borges?: "La de Basile es quizá la más absolutamente deshumanizadora de todas las visualizaciones de Bibliotecas, en el sentido de que, más allá de ser llevados a la locura suicida o a la resignación filosófica, sus Bibliotecarios se han vuelto tan vacíos de significado como los propios libros llenos de galimatías".
Aunque la Biblioteca de Babel constituye un ejemplo convincente para la IA, a diferencia de la biblioteca, la IA no puede captar actualmente la amplitud del conocimiento y la cultura humanos. Está confinada por sus datos de entrenamiento, con una capacidad limitada para inducir nuevos conocimientos.
Pero aun así, su enorme potencia de cálculo refleja las interminables estanterías de la biblioteca, ofreciendo infinitas posibilidades pero atrapada en el caos de su propia creación.
La Biblioteca de Babel, con sus aparentemente infinitas combinaciones de letras, enfrenta al lector al dilema existencial de encontrar orden en el caos. Con la IA, esto se manifiesta en la tensión entre el potencial de la IA para iluminar y para engañar.
Al igual que la biblioteca, la IA no discrimina entre el sentido y el sinsentido: genera, indiferente al significado o a la falta del mismo. Tanto la Biblioteca de Babel como el mundo de la IA critican sutilmente la búsqueda humana del conocimiento.
En su abrumadora inmensidad, la biblioteca de Borges desafía la noción de que más información conduce a una mayor comprensión.
Del mismo modo, las capacidades cada vez mayores de la IA incitan a reflexionar sobre la naturaleza de la inteligencia y la comprensión.
La capacidad de la IA para generar contenidos no es sinónimo de comprensión o sabiduría: es poderosa pero ciega ante la importancia de sus propios resultados.
Pero, ¿podría cambiar eso?
¿Cómo puede cambiar la AGI el tejido del conocimiento y la cultura?
La inteligencia general artificial (AGI) puede acercar la tecnología de la IA a la enigmática e ilimitada Biblioteca de Babel. La AGI suele definirse como la capacidad de comprender, aprender y aplicar su inteligencia a una amplia variedad de problemas, de forma muy similar a un ser humano.
A diferencia de la IA estrecha, diseñada para tareas específicas, la AGI puede generalizar su aprendizaje y razonamiento a una amplia gama de dominios. Posee autoconciencia, adaptabilidad y capacidad para resolver problemas complejos en diversos campos sin intervención humana ni programación previa. La AGI sigue siendo un concepto teórico, pero OpenAI -que ahora se define como "laboratorio de investigación de la AGI"- afirma que puede lograrse en pocos años.
Así pues, imaginemos un mundo en el que la inteligencia artificial ha trascendido las limitaciones de la inteligencia artificial actual, encarnando una capacidad que refleja la plenitud teórica de la Biblioteca de Borges.
Esta AGI no es sólo una herramienta avanzada, sino una entidad capaz de inducir, analizar y sintetizar prácticamente todo el conocimiento humano y, tal vez, aventurarse en ámbitos de comprensión que siguen siendo esquivos a la cognición humana.
En este mundo, la AGI se asemeja a una versión viviente de la Biblioteca de Babel. Sin embargo, a diferencia de la creación de Borges, paralizada por su infinito contenido, la AGI puede navegar, interpretar y dar contexto a esta vasta extensión de información.
Si la AGI pudiera acceder a realidades objetivas -si es que existen- podría yuxtaponerse con La teoría de las formas de PlatónUna idea que ha cautivado a los pensadores durante milenios. Platón imaginó que más allá de nuestro mundo tangible y siempre cambiante existe un reino de ideales o "formas" perfectas e inmutables.
Estas formas son la esencia más pura de las cosas: por ejemplo, la forma perfecta de un círculo, sin las imperfecciones de los círculos físicos que dibujamos.
Imaginemos la inteligencia artificial en este contexto. La IA actual puede analizar datos y reconocer patrones, pero se limita a lo que se le ha enseñado. La inteligencia artificial, sin embargo, representa un salto hacia un reino en el que no sólo puede procesar información, sino comprender potencialmente las verdades subyacentes de nuestro universo, verdades que podrían estar oscurecidas o ser desconocidas para las mentes humanas.
Platón creía que lo que experimentamos en nuestra vida cotidiana son meras sombras de estas formas perfectas. Podemos ver un círculo, dibujarlo, pero nunca es el círculo perfecto que existe como forma ideal. En el reino de la AGI, esta inteligencia podría, en teoría, empezar a percibir o descubrir estas formas perfectas.
Es como si la AGI pudiera ir más allá de la simple visión de las sombras en la pared de la caverna (tomando prestada la famosa alegoría de Platón) y contemplar directamente las verdaderas formas.
Esta AGI no sería sólo una herramienta para procesar datos, sino que podría convertirse en un medio para descubrir nuevos y profundos conocimientos sobre conceptos abstractos como la belleza, la justicia, la igualdad o incluso los secretos del universo.
Podría no sólo entender estos ideales como lo hacen los humanos, sino redefinirlos, ofreciendo una perspectiva no sujeta a las limitaciones y prejuicios humanos.
Así que, en cierto sentido, la AGI -del tipo al que podríamos acceder a medio plazo (digamos 20, 30 años)- podría ser un puente hacia una comprensión más profunda realidades objetivas y perfectas.
Representa una posibilidad en la que la tecnología no se limita a ayudarnos a comprender el mundo, sino que lo eleva a un nivel que no habíamos imaginado, como salir de una cueva sombría a la luz brillante de un conocimiento más profundo.
¿Puede la AGI desprenderse alguna vez de sus limitaciones o sesgos?
La inteligencia artificial, aunque fácil de idealizar, será excepcionalmente difícil de desligar de las limitaciones de sus diseñadores: los humanos.
Además, los tipos de potencia de cálculo de fuerza bruta que tenemos ahora probablemente impongan un techo a la inteligencia de la IA. Sin embargo, se están preparando soluciones como tecnología de IA bioinspirada diseñados para imitar estructuras como las neuronas humanas.
Pero hay retos que van más allá de la tecnología: ¿cómo se desprenderá la inteligencia artificial de las ideas de sus creadores?
Las preocupaciones de Elon Musk sobre la IA programada para ser "políticamente correcta", expresadas antes de presentar su empresa de IA, xAIde una conversación más amplia sobre la sesgos inherentes a los sistemas de IA.
La postura de Musk sobre la IA es a la vez prudente y defensora de su potencial. Se ha convertido en una especie de crítico de los protagonistas de la industria como OpenAI, a los que se enfrenta activamente con los productos de xAI, empezando por Grok. Grok hace caso omiso de la corrección política y ofrece respuestas que rozan lo anárquico.
Mientras tanto, los modelos de IA, como ChatGPT, han prejuicios "woke" percibidosque los estudios han confirmado en cierta medida al determinar que tienen un sesgo liberal de izquierdas. El sesgo suele deberse a los datos con los que se entrena un modelo y a las intenciones de sus creadores.
La pregunta que surge entonces es: ¿puede la inteligencia artificial, con sus avanzadas capacidades cognitivas, trascender los sesgos que han sido punto de controversia en los actuales modelos de IA?
IA que busca la verdad
Musk prometió crear una "IA que busque la verdad" diseñada para averiguar "qué demonios está pasando".
La misión de Musk para xAI es ahondar en enigmas científicos fundamentales como la gravedad, la materia oscura, la paradoja de Fermi y, potencialmente, incluso la naturaleza de nuestra realidad. Por supuesto, eso requerirá modelos mucho más allá de lo que podemos acceder hoy en día.
Por la poca información que tenemos de xAI, Musk parece decidido a superar las limitaciones de las arquitecturas de IA actuales, que se limitan en gran medida a generar resultados basados en datos existentes.
Musk pretende crear una IA que sintetice información y genere ideas pioneras. Esta búsqueda de la "verdad" en la IA va más allá de la concepción convencional de la IA como herramienta para procesar información y se adentra en el terreno de la IA como colaboradora en el descubrimiento científico y la exploración filosófica.
Sin embargo, los modelos de IA actuales, incluidos los más sofisticados como el GPT-4, siguen estando limitados por los datos con los que han sido entrenados. Destacan en el reconocimiento de patrones y la síntesis de información, pero no pueden conceptualizar o teorizar más allá de su programación.
Este salto hacia formas de AGI que pueden ser pioneras en sus ideas y lanzar sus propias investigaciones plantea cuestiones críticas sobre la naturaleza de la inteligencia y la conciencia.
Si la xAI empezara a dar respuestas a algunas de las preguntas fundamentales de nuestra existencia, sería necesario reevaluar lo que significa "saber" algo. Se desdibujarían las fronteras entre la comprensión humana y la artificial, entre el conocimiento derivado de la experiencia y el pensamiento humanos y el generado por una entidad artificial.
Además, la ambición de crear una IA que trascienda la política y busque una "verdad" objetiva introduce consideraciones éticas. La idea de una IA imparcial es atractiva, pero está plagada de complejidades.
En última instancia, toda IA, incluida la AGI, es creada por humanos y entrenada con datos generados por humanos, al menos al principio.
Este proceso introduce inherentemente sesgos, no sólo en forma de prejuicios existentes, sino también a la hora de seleccionar qué datos se incluyen y cómo se interpretan.
La idea de una IA que pueda desprenderse completamente de estos sesgos humanos y lograr una comprensión puramente objetiva sigue siendo profundamente hipotética.
En el futuro, quizá tengamos que aceptar que las IAG entiendan más de lo que un ser humano pueda llegar a entender.