Mientras los educadores luchan contra el auge de la IA en las aulas, muchas instituciones se apresuran a "blindar" sus planes de estudio contra el ChatGPT.
Los chatbots de IA, en particular ChatGPT, están alterando rápidamente el panorama educativo, difuminando las fronteras entre el trabajo generado por la IA y el auténtico.
El profesor de filosofía de la Universidad de Furman, Darren Hick, reveló sus experiencias del trabajo generado por IA a finales de 2022, afirmando: "El mundo académico no lo vio venir. Así que en cierto modo nos ha pillado por sorpresa".
Describe el trabajo generado por IA como "un estilo limpio. Pero es reconocible. Diría que escribe como un alumno de 12º curso muy inteligente".
Timothy Main, profesor de escritura en el Conestoga College de Canadá, declaró que estaban en "plena crisis" con docenas de casos de plagio de IA.
Esto ha desencadenado una intenso debate sobre si es posible detenerla y cómo. ¿O debería el mundo académico limitarse a aceptar el creciente papel de la IA en la sociedad y enseñar a los estudiantes a utilizarla con eficacia?
A muchos les preocupa que el papel de la IA en la educación erosione el pensamiento crítico, dando lugar a sociedades que dependan de la IA incluso para los conocimientos rudimentarios y la toma de decisiones.
Ahora que la IA se está convirtiendo en una "única fuente de verdad", ¿podemos confiar realmente en ella? ¿Qué pasa con la sesgo? ¿Y cuando miente y alucina?
Enfrentarse a estas complicaciones exige un pensamiento crítico, una facultad que la tecnología pone en peligro si no somos pragmáticos y conscientes.
Los educadores proponen soluciones prácticas
Los educadores están estudiando formas de salvaguardar la integridad académica, pero hay poco consenso.
- Los exámenes en papel están resurgiendo, pero parece una solución arcaica en la era de la informática.
- Los historiales de edición y los borradores podrían ser auditables para demostrar el trabajo original de los estudiantes.
- Las preguntas de los exámenes se están revisando para que sean menos genéricas, lo que dificulta que los chatbots ofrezcan respuestas precisas.
Ronan Takizawa, estudiante de informática en el Colorado College, afirmó que, aunque la reintroducción de los "libros azules" (cuadernillos de examen tradicionales) parece regresiva, garantiza que los estudiantes comprendan los conceptos necesarios.
Mientras los educadores y sus instituciones buscan soluciones, los estudiantes tampoco lo tienen fácil.
Acusaciones erróneas
Detectar contenidos generados por IA es engañosamente complejo.
Los detectores de IA eran adecuados para el texto generado por GPT-3, pero ahora que hemos pasado a GPT-3.5 y GPT-4, su utilidad ha disminuido considerablemente.
Estos detectores miden la perplejidad y la explosividad, que juntas predicen la probabilidad de que una cadena de palabras sea generada por la IA.
Las pruebas sugieren que sufren alta tasa de falsos positivosespecialmente cuando se exponen a textos escritos por hablantes de inglés no nativos, ya que es más probable que escriban textos de menor perplejidad.
El auge de los textos generados por IA también ha dado lugar a acusaciones erróneas e inversión de roles, en las que los estudiantes reescriben partes de trabajos auténticos para evitar los falsos positivos de los detectores de IA.
Un profesor de Texas A&M acusado por error a toda una clase de utilizar ChatGPT para sus trabajos finales, admitiendo más tarde que estaba equivocado - una situación embarazosa para la universidad después de que la historia fuera recogida por periódicos como el Washington Post e Insider.
Ronan Takizawa, estudiante de informática en el Colorado College, subrayó que muchos estudiantes no están seguros de cuándo el uso de la IA se considera hacer trampas.
Por ejemplo, en un irónico giro de los acontecimientos, Nathan LeVang, de la Universidad Estatal de Arizona, empezó a utilizar detectores de IA en sus tareas auténticas para asegurarse de que su trabajo no se marcaba erróneamente como generado por IA.
Después de que su ensayo escrito por humanos se considerara "generado por IA", no tuvo más remedio que reescribir algunas secciones. Según un estudio, los trabajos de algunos estudiantes tenían más probabilidades de ser etiquetados como "escritos por humanos" cuando los escribían con IA.
Los detectores de IA, en el punto de mira
Estos problemas se ven agravados por el hecho de que el rendimiento de los detectores de inteligencia artificial varía: algunos arrojan tasas ridículas de 98% de falsos positivos cuando se utilizan con texto escrito en inglés no nativo.
Uno de estos detectores, originality.ai, ha sido muy criticado por su inaceptable tasa de falsos positivos.
La revisión de alguien de la herramienta dice: "Absolutamente falso y allí para engañar a usted fuera de sus finanzas. Pegué un trabajo que hice en 2014 y aún así me plagiaron 99 % ai. Tiendo a pensar que usamos el mismo alfabeto y palabras con ai, así como las estructuras gramaticales, por lo que hay una delgada línea entre el contenido humano y ai. Pero esto de la originalidad es pura estafa y basura!".
Otro dice: "Es un servicio terrible. Marca contenido original y completamente reescrito como AI. No es preciso en absoluto debido a los falsos positivos que da. Es una pérdida de tiempo y dinero. Básicamente marca cualquier cosa con gramática correcta y lenguaje profesional".
Los detectores de IA cobran por sus servicios, y no merecería la pena pagar por ellos si no intentaran hacer aquello para lo que están diseñados: detectar la IA.
La batalla sobre el papel de la IA en la educación podría volverse amarga, sobre todo si se traduce en injusticias para los estudiantes.
