La IA ha demostrado ser un arma poderosa para los conservacionistas, con proyectos que demuestran su capacidad para vigilar las especies raras, la contaminación, la deforestación y la pérdida de hábitats.
Ahora, esto se ha extendido al rastreo de ballenas y a la práctica y pasatiempo de la observación de cetáceos.
Ted Cheeseman, conservacionista de ballenas, explicó los retos de captar imágenes de estos escurridizos gigantes marinos, afirmando: "Ves 2% de la ballena durante 2% del tiempo".
La compañía de Cheeseman, HappyWhaleaprovecha la IA para mejorar la experiencia de avistamiento de ballenas tanto para los turistas como para los conservacionistas.
Su software permite a los usuarios cargar fotos de ballenas para su identificación, a partir de una base de datos de más de 70.000 ballenas.
Lo que distingue a esta IA es su capacidad para reconocer una ballena incluso cuando la cola no es perfectamente visible, ya sea girada, curvada o en picado.
Esta tecnología utiliza el reconocimiento de imágenes, una rama del aprendizaje automático que se ocupa de analizar datos visuales como vídeos e imágenes. El modelo utiliza IA para identificar marcas y formas únicas en la cola de cada ballena.
Algunos de los principales colaboradores de HappyWhale son organizaciones de conservación, como el Fundación Ballena del Pacífico. La plataforma también rastrea la ubicación de las ballenas, traza su distribución y permite a los investigadores ver si aparecen en lugares inusuales o anómalos.
Este planteamiento forma parte de una tendencia más amplia en la que los grupos conservacionistas utilizan la inteligencia artificial para ayudar al público a identificar la fauna salvaje, a cambio de recopilar grandes cantidades de datos obtenidos por crowdsourcing. Los datos son cruciales para rastrear y comprender los movimientos y poblaciones de animales en todo el mundo.
En una línea similar, el Aplicación Merlin Bird IDdesarrollado por el Laboratorio de Ornitología de Cornell, utiliza la IA para ayudar a los usuarios a identificar especies de aves mediante la vista o el oído.
La aplicación compara imágenes o grabaciones de sonido proporcionadas por el usuario con una amplia base de datos, convirtiendo el audio en espectrogramas para su cotejo.
Por último, la aplicación iNaturalist, que empezó como una red social, emplea ahora IA para la identificación de especies. Al igual que HappyWhale, la IA aprende continuamente de las fotos enviadas por los usuarios y distingue las especies identificando patrones visuales únicos.
El impacto medioambiental de la IA es muy polémicoSin embargo, como es característico de la tecnología, esto se equilibra con sus beneficios, sobre todo cuando la emplean quienes tienen las mejores intenciones.